viernes, 31 de julio de 2009


La alfabetización de niños con discapacidad intelectual leve

El tema del artículo es la alfabetización en educación especial, desde el contexto de la educación inclusiva (Ministerio de Educación, 2005). En personas con discapacidad intelectual, las prácticas docentes reproducen estrategias de enseñanza del enfoque sintético (Cea, et al., 2005; Contreras, S. et al., 2007), en un proceso que generalmente es lento y descontextualizado, con palabras que no forman parte del vocabulario de su entorno vital o comunidad de habla; desde la enseñanza de fonemas, sílabas y palabras, graduadas por la complejidad estructural y frases simples y estereotipadas, que no contribuyen a desarrollar sus competencias de lectura y escritura, herramientas de comunicación.Los cambios de programas e instrumentos curriculares del Ministerio de Educación, adscritos al modelo comunicativo, no logran aún problematizar las representaciones sociales docentes que posibilitarían otras prácticas en las aulas y un empoderamiento ciudadano de las personas con necesidades especiales, necesario en el desarrollo de sus potencialidades y herramienta esencial de su integración social. Junto con los métodos inadecuados, en esa falta de dominio lector de los escolares con necesidades especiales influyen factores culturales, como la actitud de la familia y de la cultura escolar, que se proyectan en las escasas oportunidades de estimulación temprana a que han estado expuestos y a veces, en las bajas expectativas docentes, basadas en actitudes prejuiciadas profesionales, que muestra la vigencia del modelo biomédico de la deficiencia mental. La paradoja es que estos escolares necesitan más que cualquier otro esta estimulación, para facilitar su modificabilidad cognitiva entre 0 y 3 años, porque el desarrollo de la primera infancia y el desarrollo cerebral temprano en su período más crítico influyen poderosamente sobre el lenguaje y el alfabetismo en etapas de desarrollo ulteriores (Mustard, J. Fraser, 2006), temas insuficientemente difundidos entre las madres del país y poco asumidos por las instituciones escolares, cuya gestión parece desconocer la urgencia de implementar adecuadamente las políticas estatales o éstas no están suficientemente orientadas ni diseñadas para asumir esta “urgencia”.Entendemos que la alfabetización es un proceso cultural y social que incluye la lectura, la escritura y la producción de texto; que en la lectura se produce una interacción entre los procesos ascendentes y los descendentes, en forma bidireccional y que existe una doble ruta o doble vía (Coltheart y Rastle, 1994) para acceder al significado de las palabras escritas: la vía directa, léxica o visual, mediante la cual los signos gráficos se procesan como tales, para acceder a su significado, más rápida, y la vía indirecta o ruta fonológica, en que los grafemas se convierten antes en fonemas y se procesan como tales. La lectura exitosa -como to-da actividad humana- requiere de los dos hemisferios cerebrales. Como explica Fox (1981), el hemisferio izquierdo reconoce sonidos lingüísticos y símbolos, facilita la lectura y escritura, el lenguaje denotativo y la comprensión literal, el esquematizar y el sintetizar, establecer las correspondencias grafema/fonema; mientras que el hemisferio derecho se ocupa de las asociaciones visuales estructurales y pensamiento connotativo, percibe las palabras en forma global, sin detenerse en detalles y es superior en percepciones kinésicas, auditivas y visuales, presente en la producción de texto sobre la base del la expresión gráfica. En niños con dificultades de lectura, es me-jor centrar la enseñanza en las habilidades y no en las dificultades, “porque la instrucción remedial del déficit es ineficaz y daña los aspectos fuertes, lo que aumenta los problemas que enfrentan” (Gentile et al., 1989). En cambio, el rendimiento lector parece incrementarse si viven y se les enseña en un ambiente escolar bien estructurado, con actividades organizadas, recompensas y tareas de aprendizaje significativos, trabajo con estímulos visuales y auditivos, refuerzo y retroalimentación inmediatos, organizar actividades de modo de asegurar el logro de aprendizajes y que el escolar se dé cuenta de su éxito; por eso es necesario hacer las clases más interesantes, desde sus conocimientos previos. Según Troncoso y del Cerro (2005), es necesario aprovechar la potencialidad del acceso visual durante todo el proceso -iniciación, aprendizaje, progreso lector- lo prioritario y fundamental es que el alumno comprenda lo que lee, lo haga con fluidez, esté motivado y mantenga su interés por la lectura. “El proceso es semejante al del lenguaje oral en virtud del cual el niño va comprendiendo los nombres de las cosas y de las acciones, asociándolas conforme los adultos muestran las imágenes y las nombran ante el alumno, que las percibe globalmente”. Después pone en marcha su memoria y retiene “cerebralmente” dicha información. Las palabras que se le proponen para “leer” son las que el niño conoce en su vida real. Además, es necesario enseñarles a regular sus procesos, usar lectura repetida con textos predecibles y breves e interesantes, relacionados con su vida, con el enfoque de experiencias (Gentile et al., 1989). Como bien dice una experta, “No es la segregación escolar de los escolares con NEE la clave de su alfabetización” (Braslavsky, 2000).Al igual las personas sin dificultades de aprendizaje, los niños y niñas con discapacidad mental requieren procesos de formación del gusto por leer y de estimulación temprana, con materiales concretos interesantes y acceso a los medios de comunicación masiva (MCM), entre los cuales están los libros y los NTIC. En Chile, aún no asumimos que ellos y ellas deben ser parte de esos medios, con sus textos y su mundo. Hemos visto el interés con que escolares con discapacidad mental y con Síndrome de Down miraban y hojeaban el libro ¿Hay una flor que se come? (Valente, 1997) y escuchaban los poemas creados por personas portadoras de tal síndrome, se sentían representados tanto en las fotografías de los autores como en los textos, cuando escuchaban su lectura.En Educación Especial, las ventajas de la informática posibilitan una mejor interacción entre el educando y los contenidos, lo que aseguraría su progreso cognitivo y socioafectivo. En talleres de producción de texto con estudiantes con NEE ha sido una herramienta facilitadora de la escritura como producción y reproducción, que ayuda a los procesos de revisión (Lagos, I. et al., 2007).La escritura como mera reproducción mecánica de una palabra o de un texto implica perder su función expresiva, junto con su valor terapéutico. La cultura escolar se ha ocupado demasiados siglos de limitar la expresión de las personas, quizás con más énfasis en los que presentan mayores dificultades. Son tantas las reglas de la escritura reproductiva que no hay espacio para la productiva. La enseñanza escolar frena el flujo creativo y genera rechazo, los niños que temen hablar temen escribir (Oaklander, 2002). Es crucial respetar los intereses y permitir hablar y decir, dejarles la palabra desde su contexto de vida, sin censuras ni autocensuras, sin enrostrar una falla de escritura. La cuestión formal de la escritura es importante después de haber superado la expresión.
PERÍODICO EL CISNE: http://www.elcisne.org/

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